El útero “de alquiler”
Esta
mañana ha surgido un tema polémico en la sesión clínica. Una paciente nos ha
consultado porque tiene un problema uterino que le impide quedarse embarazada y
necesita un “útero de alquiler”. La verdad es que esta acepción que, por otra
parte es la más conocida, no me gusta nada. En sí hablar de alquiler, ya me
resulta inapropiado, y más aún, desagradable. Se suele llamar de una forma más
profesional subrogación uterina, y en “vox populi”, vientre de alquiler. Esta
última, me resulta aún más espantosa.
La
verdad es que la polémica ha sido gratuita, o dicho de forma coloquial, hablar
por hablar, porque esta técnica está prohibida por la ley española, y desde
aquí no hay más que decir. Pero nos ha suscitado una discusión más allá de lo
que se puede hacer, desde un punto de vista meramente personal. Y mi punto de
vista, aunque compartido por algunos, no es generalizado. En definitiva, y
aunque la ley lo prohíba, creo que tenemos derecho a manifestar nuestra
opinión, y lo absurdo de la ley. Máxime cuando es de notoriedad pública que se
han dado casos de famosos que han recurrido a clínicas extranjeras para
conseguir un hijo. Pero lo imputable del caso, ya no es únicamente el saltarse
la ley amparados por la popularidad. Lo peor, a mi modo de ver, es que solo
puedan realizarlo las personas con unas condiciones económicas adecuadas, ya
que ésta es una técnica extremadamente cara en clínicas como las de Estados
Unidos. Claro que también están proliferando otras, como en la India, donde las
circunstancias, si no médicas, éticas, son más que
censurables.
Mientras
tanto nosotros, como otros tantos centros obligados a cumplir la ley, no podemos
siquiera participar en actos que supongan una subrogación uterina. Esto es,
congelar semen o embriones cuyo destino será el de países donde se pueda
realizar dicha técnica.
Y
aunque es absolutamente respetable que una pareja homosexual quiera tener un
hijo al menos genéticamente de uno de los dos, para mi lo es mucho más el que
una mujer que tiene un problema uterino pero tiene sus ovarios intactos, no
pueda concebir un hijo suyo y de su pareja. Es cierto que este procedimiento
tiene que estar absolutamente claro desde el punto de vista legal y de
reconocimiento del hijo. Pero eso es un problema de los legisladores, no nuestro.
Yo solamente soy bióloga.
Publicaciones anteriores del Diario de una Embrióloga.
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