El
cultivo largo
Los días en los que tenemos embriones en cultivo
largo hasta blastocisto, son especialmente difíciles para nosotros. Día a día,
vamos mirando el crecimiento y división embrionarias, como si viésemos crecer a
nuestros hijos. Y con el mismo mimo,
extremamos los cuidados: temperatura, medios de cultivo, que estén el
mínimo tiempo fuera del incubador… Todo para conseguir que al 5º día después de
la punción, tengamos embriones en estado de blastocisto, y poder transferir uno
o dos de ellos, lo que nos garantizará una gestación en el 75% de los casos.
Pero claro, el problema es que, sabemos, no todos
los embriones alcanzan este estado: unos detienen el crecimiento al tercer día,
otros lo hacen al cuarto, cuando son mórulas; otros llegan a blastocistos pero
degeneran enseguida, y no son aptos para transferir. Y al final, nos queda
menos de la mitad de los embriones de los que partíamos inicialmente. Por eso,
solo hacemos cultivo largo en las pacientes que no han quedado embarazadas tras
al menos dos ciclos de FIV anteriores, y únicamente cuando tienen un número
suficiente de ovocitos (generalmente, más de 5 ovocitos maduros o Metafase II).
Y por eso también, el caso más “agradecido” para realizar cultivo largo es en
la donación de ovocitos. En estos casos, tenemos óvulos de mejor calidad,
podemos disponer generalmente de mayor número, y finalmente los resultados son
mejores.
Pero aún tenemos cuestiones por resolver. Y eso que
hemos comprado varios incubadores especiales para este tipo de técnica. Cuando
lo hicimos, hace ya algunos años, fuimos pioneros en el mundo de la
reproducción asistida. Nadie creía en sus resultados, e incluso nosotros,
comenzamos a utilizarlos únicamente con los embriones que habían quedado en
observación. Pero posteriormente comprobamos que los embriones debían de
sentirse muy a gusto en esa atmósfera, con más oxígeno, porque llegaba un
número mayor a blastocisto. Y es que, en el fondo, como el útero materno no hay
nada.
Y las dudas que seguimos teniendo se refieren a
porqué embriones que tienen un aspecto morfológico inicial perfecto, detienen el crecimiento, y otros, sin embargo
consiguen llegar a blastocisto. Y por qué los embriones de las donantes, aunque
morfológicamente no sean de buena calidad, consiguen gestaciones de forma
significativamente mayor que cuando son de pacientes.
Estas y otras preguntas espero que las podamos
resolver algún día. Todavía nos queda mucho por conocer.
De momento, lo que tengo que hacer ahora es
comprobar el crecimiento de los embriones que están en el incubador, y deducir,
por su estado, cuando tengo que volver a mirarlos y cuando se podrá hacer la
transferencia. En los casos de transferencia en día 2 ó 3 post punción,
comprobando la división a primera hora de la mañana es suficiente. Sin embargo,
en cultivo largo, los embriones son impredecibles. Podemos tener embriones a
las 8 de la mañana que aún no han empezado a expandir (el momento justo antes
de que sean blastocistos), y al mediodía estar listos para la transferencia. Y
eso, a veces, es un problema para la paciente, ya que no podemos de antemano
fijar un día y hora concretos para realizar la transferencia: depende de los
embriones. Como decía antes: igual que los hijos.
De manera que me pongo en seguida a ver a “mis
niños”…
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