Continuación.
3) Trastornos del
orgasmo.
- Eyaculación precoz es la
falta de control en la eyaculación. El hombre no logra retrasar o
posponer su eyaculación hasta el momento en que sí desearía hacerlo. El hombre
eyacula al poco tiempo de penetrar a su pareja incluso antes de llegar a la
penetración. Hay que explorar que pueda existir un problema físico o enfermedad
que pueda estar generando la disfunción. Sin embargo, la causa mas frecuente es
la falta de habilidad del hombre para identificar o percibir las sensaciones
corporales pre-eyaculatorias para poder influir en su aceleración o retraso.
Con frecuencia, se debe a una historia previa de relaciones sexuales rápidas
(en el coche, con riesgo a ser descubierto, parejas que demandan prisa, etc.)
que no han permitido desarrollar al hombre la capacidad para disfrutar y
percibir su propio placer. Asimismo, la ansiedad anticipatoria asociada al
fracaso favorece que persista la disfunción.
- Eyaculación retardada o
tardía es la dificultad para eyacular a pesar de sentir una elevada excitación
sexual. Puede ocurrir que el hombre logre eyacular con normalidad por medio de
su masturbación pero no lo haga o tarde demasiado con su pareja y sí lo logre
con otras personas donde no existe vinculación afectiva, como parejas desconocidas.
En estos casos, el origen estaría en factores psicológicos. La propia ansiedad
que genera la disfunción sirve, a su vez, para mantenerla. Asimismo, existen
trastornos orgánicos que pueden afectar a la eyaculación del hombre.
- Eyaculación
retrógrada es la entrada de semen en la vejiga en lugar de salir
por la uretra durante la eyaculación. No supone ningún daño físico, sin embargo
puede ser un gran inconveniente en parejas que deseen reproducirse, si bien, es
de fácil solución por medio de técnicas de reproducción asistida. Es
conveniente consultarlo con un urólogo.
- Síndrome dolor
post-eyaculatorio. Se trata de dolor persistente y recurrente en
los órganos genitales durante la eyaculación o inmediatamente después. La
duración del dolor es variable, desde unos pocos minutos hasta incluso más de
un día, al igual que la intensidad. Puede darse en todas las relaciones
sexuales y masturbación o desarrollarse solo bajo ciertas circunstancias. Se
debe a la contracción espasmódica de los músculos genitales masculinos. El
temor del hombre a desarrollar una eyaculación dolorosa incrementa la tensión y
favorece la probabilidad que se desencadene los espasmos musculares. Es el
equivalente al vaginismo en las mujeres.
- Anorgasmia es
la inhibición recurrente y persistente del orgasmo en la mujer. Debemos
diagnosticar anorgasmia siempre que consideremos que se ha producido una
excitación física y psíquica adecuada en intensidad, duración y tipo y, a pesar
de ello, no se logra alcanzar el orgasmo. Un subtipo de anorgasmia frecuente es
la anorgasmia coital, es decir, la mujer no logra el orgasmo por medio de la
penetración pero sí por medio de la masturbación, caricias o manipulación del
clítoris.
4) Trastornos sexuales
por dolor.
- Dispareunia es
el dolor genital recurrente o persistente asociado con el coito. Las mujeres
experimentan angustia y dificultades en sus relaciones interpersonales como
consecuencia del dolor que limita notablemente su satisfacción sexual. El dolor
puede focalizarse bien a la entrada de la vagina, en mitad de la vagina o en la
profundidad del área vaginal. La etiología es muy diversa, desde causas
hormonales, neurológicas, vasculares, inmunitarias, hasta factores de tipo
psicosexual. Es necesario realizar un examen físico muy completo para descartar
que se deba a un problema biológico (infecciones vaginales, endometriosis,
cistitis, cicatrices consecuencia del parto, etc.). En el plano psicosexual las
causas pueden estar asociadas a experiencias traumáticas anteriores, falta de
excitación que impida la lubricación adecuada, experiencia dolorosa en la
primera relación sexual de la mujer, temores y miedos asociados al coito.
- Vaginismo o
imposibilidad de lograr una penetración vaginal por medio del pene, de un dedo
o un objeto a pesar del auténtico deseo de hacerlo. Se debe a la contracción
involuntaria de los músculos que rodean la vagina. Es frecuente la evitación
fóbica en la mujer y suele acompañarse de miedo ante la respuesta anticipatoria
de dolor que, a su vez, refuerza la perpetuación del problema. La tensión que
genera no permite la relajación de los músculos de la vagina. Existen distintos
grados de vaginismo en función de la incapacidad que genere a la mujer. Un
himen rígido, la endometriosis o una inflamación de la pelvis pueden ser algunas
de las causas orgánicas del vaginismo. Una vez descartada la etiología
orgánica, se explorarán aspectos psicológicos como miedo al embarazo,
conflictos de pareja, vivencias traumáticas relacionadas con el sexo, etc.
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