miércoles, 17 de abril de 2013

Disfunciones sexuales (2º parte)

Disfunciones Sexuales (1º Parte)
Continuación.


3) Trastornos del orgasmo.

Eyaculación precoz es la falta de control en la eyaculación. El hombre no logra retrasar o posponer su eyaculación hasta el momento en que sí desearía hacerlo. El hombre eyacula al poco tiempo de penetrar a su pareja incluso antes de llegar a la penetración. Hay que explorar que pueda existir un problema físico o enfermedad que pueda estar generando la disfunción. Sin embargo, la causa mas frecuente es la falta de habilidad del hombre para identificar o percibir las sensaciones corporales pre-eyaculatorias para poder influir en su aceleración o retraso. Con frecuencia, se debe a una historia previa de relaciones sexuales rápidas (en el coche, con riesgo a ser descubierto, parejas que demandan prisa, etc.) que no han permitido desarrollar al hombre la capacidad para disfrutar y percibir su propio placer. Asimismo, la ansiedad anticipatoria asociada al fracaso favorece que persista la disfunción.

Eyaculación retardada o tardía es la dificultad para eyacular a pesar de sentir una elevada excitación sexual. Puede ocurrir que el hombre logre eyacular con normalidad por medio de su masturbación pero no lo haga o tarde demasiado con su pareja y sí lo logre con otras personas donde no existe vinculación afectiva, como parejas desconocidas. En estos casos, el origen estaría en factores psicológicos. La propia ansiedad que genera la disfunción sirve, a su vez, para mantenerla. Asimismo, existen trastornos orgánicos que pueden afectar a la eyaculación del hombre.

Eyaculación retrógrada es la entrada de semen en la vejiga en lugar de salir por la uretra durante la eyaculación. No supone ningún daño físico, sin embargo puede ser un gran inconveniente en parejas que deseen reproducirse, si bien, es de fácil solución por medio de técnicas de reproducción asistida. Es conveniente consultarlo con un urólogo.

Síndrome dolor post-eyaculatorio. Se trata de dolor persistente y recurrente en los órganos genitales durante la eyaculación o inmediatamente después. La duración del dolor es variable, desde unos pocos minutos hasta incluso más de un día, al igual que la intensidad. Puede darse en todas las relaciones sexuales y masturbación o desarrollarse solo bajo ciertas circunstancias. Se debe a la contracción espasmódica de los músculos genitales masculinos. El temor del hombre a desarrollar una eyaculación dolorosa incrementa la tensión y favorece la probabilidad que se desencadene los espasmos musculares. Es el equivalente al vaginismo en las mujeres.

Anorgasmia es la inhibición recurrente y persistente del orgasmo en la mujer. Debemos diagnosticar anorgasmia siempre que consideremos que se ha producido una excitación física y psíquica adecuada en intensidad, duración y tipo y, a pesar de ello, no se logra alcanzar el orgasmo. Un subtipo de anorgasmia frecuente es la anorgasmia coital, es decir, la mujer no logra el orgasmo por medio de la penetración pero sí por medio de la masturbación, caricias o manipulación del clítoris.

4) Trastornos sexuales por dolor.

Dispareunia es el dolor genital recurrente o persistente asociado con el coito. Las mujeres experimentan angustia y dificultades en sus relaciones interpersonales como consecuencia del dolor que limita notablemente su satisfacción sexual. El dolor puede focalizarse bien a la entrada de la vagina, en mitad de la vagina o en la profundidad del área vaginal. La etiología es muy diversa, desde causas hormonales, neurológicas, vasculares, inmunitarias, hasta factores de tipo psicosexual. Es necesario realizar un examen físico muy completo para descartar que se deba a un problema biológico (infecciones vaginales, endometriosis, cistitis, cicatrices consecuencia del parto, etc.). En el plano psicosexual las causas pueden estar asociadas a experiencias traumáticas anteriores, falta de excitación que impida la lubricación adecuada, experiencia dolorosa en la primera relación sexual de la mujer, temores y miedos asociados al coito.

Vaginismo o imposibilidad de lograr una penetración vaginal por medio del pene, de un dedo o un objeto a pesar del auténtico deseo de hacerlo. Se debe a la contracción involuntaria de los músculos que rodean la vagina. Es frecuente la evitación fóbica en la mujer y suele acompañarse de miedo ante la respuesta anticipatoria de dolor que, a su vez, refuerza la perpetuación del problema. La tensión que genera no permite la relajación de los músculos de la vagina. Existen distintos grados de vaginismo en función de la incapacidad que genere a la mujer. Un himen rígido, la endometriosis o una inflamación de la pelvis pueden ser algunas de las causas orgánicas del vaginismo. Una vez descartada la etiología orgánica, se explorarán aspectos psicológicos como miedo al embarazo, conflictos de pareja, vivencias traumáticas relacionadas con el sexo, etc.

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