Selección del mejor espermatozoide
Llevo varios
años trabajando en el laboratorio de embriología, y no sé cuantas muestras de
semen habré visto ya. Al principio, hace mucho tiempo, cuando empezaba, llegaba
a casa, cerraba los ojos, y solo veía espermatozoides moviéndose en mi cabeza.
Pero a pesar del tiempo transcurrido, no dejo de sentir la maravilla de esa
pequeña célula que es el espermatozoide (una de las más pequeñas del organismo
humano), que lleva en su interior la mitad del material genético de un
potencial nuevo ser, pero que se desperdicia a millones.
Y es por esto
que cuando voy a realizar una microinyección y tengo que elegir un único
espermatozoide para cada óvulo, pienso que es una tarea nada baladí, ya que no
sé si ese espermatozoide que escoja y que tal vez fecunde ese ovocito, dará
lugar a un embrión, que tal vez se transfiera, y tal vez se convierta en un
futuro ser humano. Y no es que quiera sentirme importante con ello. Todos los
biólogos de nuestro laboratorio y de todos los laboratorios de reproducción
microinyectan y seleccionan los espermatozoides que les parecen más aptos.
Cuando vemos espermatozoides con anomalías morfológicas: cabezas demasiado
grandes, o amorfas, una cola doble, u otras varias, tenemos muy claro que no
vamos a seleccionarlos. Pero cuando los observamos en movimiento, aparentemente
normales, no puedo dejar de pensar si estaré seleccionando el espermatozoide
más idóneo.
Con los
ovocitos es más fácil: todos los que son aptos, es decir, los maduros, se
microinyectan. Apenas hay selección previa, únicamente en casos extremos de
morfoanomalías graves. Sin embargo, los gametos masculinos, aún siendo
notoriamente más fáciles de analizar, de comprobar su viabilidad, en el fondo,
es un engaño. Varones con una calidad seminal por debajo del límite considerado
normal, bien en su número, su movilidad o su morfología, han conseguido una
gestación, incluso de forma espontánea. Por el contrario, no son excepcionales
los casos en los que estos parámetros seminales han sido normales y hemos
encontrado anomalías de su ADN: bien algún tipo de alteración cromosómica, bien
porque esté fragmentado en la mayoría de los espermatozoides.
Hasta hace
poco tiempo, y desde que apareció el ICSI, que permitía que varones con muy
baja calidad de semen pudieran conseguir una gestación, se había pensado que el gameto masculino únicamente era un transporte
de material genético. Ahora, y tras numerosos estudios que lo demuestran,
sabemos que no es así, y que su importancia va más allá de una mera carga de
ADN. Pero todavía nos queda mucho por conocer. Y entonces me sigo preguntando
como hacer para poder seleccionar el más adecuado.
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