miércoles, 20 de junio de 2012

LA COCINA DE TAMBRE (Diario de una Embrióloga XV)





La mañana está fresca y es muy agradable, después del calor de estos días, poder pasear con el olor a lluvia en el ambiente, tras una noche de tormenta. Me encanta ese olor a tierra mojada, a campo, aquí, en medio de la ciudad. Todavía quedan gotas colgando en las hojas de los árboles, como lágrimas al amanecer.  Esto es una de las cosas más agradables del verano y sobre todo de este mes de junio: lo largos que son los días. Puedo levantarme al amanecer, y llegar a casa antes de que anochezca. Parece que la vida da más de sí.
Llego a la Clínica antes de la hora de comienzo, porque se me ha dado bien el transporte, y ya veo una pareja en la puerta. Aunque el horario de apertura al público es a las ocho de la mañana, una persona de mantenimiento abre a las siete, hora a la que también comienza la jornada un turno de limpieza para que, de esta forma, todas las instalaciones estén perfectas a las ocho. A las siete y media comienza a llegar el personal de recepción y administración y así, paulatinamente, se va incorporando todo el mundo. Por eso, cuando los pacientes vienen tan temprano, piensas que deberíamos estar nosotros antes, para que no esperen en la calle. Pero ya lo hemos intentado, y aunque adelantemos la hora de llegada, siempre habrá alguien que acuda antes.
Y yo lo entiendo, y a veces me ha sucedido que cuando he tenido que ir al médico, con la idea de no llegar tarde, he llegado con demasiada antelación. Y no digamos si hay que ingresar para cualquier tipo de intervención. Entonces aún es peor. Por eso, no me extraña en absoluto que las pacientes que tienen que ingresar para una punción ovárica a las ocho, estén nerviosas, que no hayan dormido esa noche, o que se presenten en la Clínica una hora antes. Nosotros sabemos que es un procedimiento sencillo y rápido, pero todo lo desconocido asusta, y aunque insistamos al explicarles en qué consiste, es lógica cierta aprensión por su parte.
Me acerco a ellos  y, aunque no me conocen porque estoy casi siempre en el laboratorio, yo si les conozco a ellos aunque tampoco les había visto antes.Pero sé cuantos folículos se vieron en la última ecografía de ella, y cuantos espermatozoides en el último análisis de semen de él.  Sé que es el primer ciclo de Fecundación in vitro que realizan y que llevan tres años intentando quedar embarazados  y, aunque de esto no pone nada en la Historia Clínica, sé la ilusión y la esperanza que están poniendo en ello. Lo que no sé es si se irán de vacaciones como nunca antes lo han hecho en su vida, pensando en que ya nunca más se irán solos. O tal vez hayan tenido que dejar las vacaciones de lado para poder tener a su hijo. Tampoco sé que ocurrirá dentro de un par de semanas, cuando tengan que hacerse la beta. Como siempre,  como con todos, rogaré con todas mis fuerzas para que sea positiva.
En cualquier caso, ese momento, como otros tantos de espera e incertidumbre, a las siete de la mañana, en la puerta de la Clínica, todavía con el rocío brillando en los árboles, esta pareja está sola en el mundo. En su mundo. Por todo esto, hay que intentar ayudarles. 

2 comentarios:

  1. Muchas Gracias Katrina,

    Agradecemos que nos hayas dejado este comentario. El Diario de una embrióloga es una sección que hacemos con mucho entusiasmo, y nos encanta que os guste.

    Saludos,
    Clínica Tambre

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