Menopausia precoz
Ha empezado el verano, y ya aprieta considerablemente el
calor. En el laboratorio hemos tenido
que regular la temperatura, para que no le afecte la exterior, ya que debe
permanecer siempre constante: alrededor de 25ºC. De esta forma, cuando tenemos
que sacar de los incubadores las placas con los ovocitos o embriones, no se
verán afectador por los cambios de temperatura.
Y yo no sé si será el calor, que a veces nos deja un poco
aplanados, o el suceso que me ocurrió ayer en el laboratorio, pero la verdad es
que siento un abatimiento que me impide pensar con claridad.
Y es que ayer hablé con una paciente enfadada por la calidad de
sus embriones. Se había realizado un
tratamiento con ovocitos donados ya que tenía diagnosticada una menopausia
precoz. Entiendo que asumir un diagnóstico de menopausia a los 34 años debe de
ser bastante duro y en absoluto fácil.
Pero pensamos que cuando han llegado a este momento, en el cual tienen
que transferirse los embriones tras una donación de ovocitos, es porque están
absolutamente de acuerdo con el tratamiento.
Sin embargo, también es cierto, que si la calidad de los embriones no es
excesivamente buena, pueden no entenderlo, y hasta, como ha sido el caso,
enfadarse.
Es muy difícil explicar, porque incluso a nosotros nos resulta
complicado, que la calidad embrionaria es únicamente un aspecto externo del
embrión, que nos ayuda a poder seleccionarlos por su morfología, pero no nos
informa en absoluto de su capacidad de implantarse y generar un embarazo. Y, no sabemos realmente el porqué, pero no es
lo mismo un embrión de mala calidad procedente de una donante fértil (o de una
paciente que ya se ha embarazado), que un embrión de mala calidad de una
paciente que no consigue quedar gestante. Al final, este conocimiento está
basado en estadísticas de todos los profesionales de la reproducción: con embriones llamados de “mala calidad”, esto
es, los que poseen muchos fragmentos o no se han dividido lo suficiente, existen
menos posibilidades de embarazo, pero esto no quiere decir que no las
haya. Y las estadísticas con embriones
de “mala calidad” procedentes de
ovocitos de donantes fértiles, demuestran que la posibilidad de embarazo es
mayor que si son de pacientes.
En cualquier caso, a pesar de entender el enojo de la paciente,
nuestra frustración reside, no solamente en no haber conseguido mejores
embriones, sino en ser incapaces de explicar que no tenemos ninguna influencia en que se obtengan
embriones de buena o mala calidad. Lo único que podemos hacer, y es lo que
hacemos, es seleccionar donantes excelentes, en cuanto a salud y posibilidades
de embarazo, y cuidar al máximo las condiciones del laboratorio. El resto,
depende del espermatozoide y de la naturaleza.
Pero a veces, esta frustración la vemos como un fracaso, cuando no
conseguimos lo que todos deseamos.
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