miércoles, 30 de noviembre de 2011

LA COCINA DE TAMBRE (Diario de una Embrióloga)




Capítulo Primero

Esta mañana he tenido que madrugar más de la cuenta: tengo que estar en el laboratorio a las 7 de la mañana, porque tenemos muchos embriones que mirar antes de empezar las punciones.
Me he levantado con un sueño horrible: anoche me volví a acostar tarde, y no caí en la cuenta de que tenía que levantarme una hora antes. Me he tomado un café a toda velocidad (creo que me lo he inyectado en vena, en vez de bebérmelo), y he salido a toda prisa. Recuerdo vagamente con una sensación de felicidad el libro que estoy leyendo y al que culpo al fin, de las pocas horas de sueño. Me dormí dentro de un caserón del siglo XIX entre parterres de flores y montañas lejanas… Pero no debo culpar a lo que me hace desconectarme todos los días de la realidad cotidiana y volar…. Por un rato me evado de los problemas cotidianos y la realidad en la que estamos sumergidos sin remedio.
Me viene muy bien el aire frío de la mañana. Me ayuda a despejarme. El camino hasta el metro no es muy largo, pero esos diez minutos desde casa y los otros diez hasta la Clínica me sirven para ordenar mis pensamientos que, por otra parte, creo que es lo único que podré ordenar hoy. (No me ha dado tiempo a recoger en casa y me lo he dejado todo “empantanado”). Huelo a pan recién hecho y bollos tiernos de una panadería cercana, y me acuerdo entonces de que no he tomado más que el café. Ha sido un error, puesto que hoy voy a tener difícil parar para desayunar. Hoy
tenemos cinco punciones y uno de los casos es bastante complicado: un factor masculino severo, con muy pocos espermatozoides y dos ciclos anteriores fallidos. Espero que obtengamos suficientes ovocitos para poder microinyectar aunque, por otra parte, será difícil encontrar muchos espermatozoides móviles.  Empezaremos pronto a procesar la muestra de semen en cuanto nos llegue al laboratorio, y en cuanto pase el tiempo de incubación nos pondremos varios a buscar espermatozoides para no perder tiempo. Ojalá consiga en este ciclo quedarse embarazada. Lleva mucho tiempo con este proceso y me imagino que tienen que estar desesperados. No he hablado nunca con ellos, normalmente lo ha hecho Ana, pero me ha comentado que ella está bastante desmoralizada y que este será el último intento. La verdad es que si me pongo en su situación no sabría que hacer. En principio le hemos hecho todos los estudios pertinentes al varón y, excepto el bajo número de espermatozoides que hay en el eyaculado, todas las pruebas son normales. Los embriones que hemos obtenido hasta ahora son de buena calidad, e incluso hemos tenido suficiente para congelar en los dos ciclos anteriores, pero aún así, no hemos conseguido la gestación. Entiendo que sea frustrante para ellos, pero es absolutamente descorazonador para nosotros: ni los ginecólogos ni los embriólogos sabemos que hacer. Bueno, voy a ser optimista y pensar que en este intento lo vamos a conseguir.
Todavía no he llegado al trabajo y ya estoy dándole vueltas a la cabeza. A veces me gustaría poder cerrar los ojos y abstraerme de todo, no pensar. Pero los pensamientos me invaden sin poder remediarlo y el trabajo no es trabajo, los casos no son casos, son personas que, posiblemente, estarán ahora esperando una llamada, o no habrán podido dormir en toda la noche con la incógnita de cómo habrá ido la fecundación, o como serán sus embriones. Y me siento un poco culpable cuando mi preocupación era no haber dormido lo suficiente.
Cuando llegue al laboratorio tengo que ver dos ciclos de fecundación de ayer, y los embriones de otras cinco pacientes. Hoy me toca hacer a mi las llamadas y hablar con ellos para informarles de la fecundación y de las transferencias embrionarias.
Me gusta hablar con los pacientes y al mismo tiempo siento un poco de preocupación cuando tengo que dar malas noticias. Me imagino lo que es tener que estar pinchándose durante varios días, hacerse una punción, pasar por la anestesia y que te digan que no se va a poder hacer la transferencia porque no hay embriones. Muchas veces no se como explicarlo. Porque ni yo misma tengo la explicación. Ayer mi compañera tuvo que hablar con una paciente a la que no le habían fecundado ninguno de sus seis ovocitos y que por lo tanto no tendría transferencia de embriones. En la sesión clínica analizamos las posibles causas, pero podían ser tantas que al final no supimos con certeza cual era la más probable. ¿El espermatozoide? ¿El ovocito?. Hace unos días tuve que preparar una clase sobre el fallo de fecundación. Volveré a leer más sobre el tema con la esperanza de encontrar una explicación y lo comentaremos entre todos los médicos y biólogos. Pero a veces me pregunto ¿en qué beneficia esto a la pareja? ¿es importante conocer la causa para ellos o para nosotros? . Y cada vez más tengo la sensación de que cuanto más tiempo pasa, y más estudio, y más conozco, más me queda por saber. Es bastante desalentador, pero por otra parte, es como una droga de la que no puedes desengancharte. No hay tiempo suficiente en el día para poder leer todo lo que se publica y conocer la base de lo que hacemos. Me gustaría poder tener el tiempo duplicado: el día se desdoblaría en dos: una parte sería para trabajar en el laboratorio y otra para estudiar. O mejor en tres: me falta una parte para mí misma y el descanso…
En fin, mientras tengo estos pensamientos, que no ocupan ni el tiempo que tardo en llegar al metro, ya he llegado a mi parada y me acerco a la Clínica. ¿Cómo habrán pasado la noche los embriones? Espero que todo haya ido bien.

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