lunes, 13 de agosto de 2012

Las relaciones sexuales y los tratamientos de fertilidad



Cuando una pareja tiene que tener relaciones sexuales en un determinado momento, lo que era un ejercicio espontáneo y placentero se convierte en una obligación asfixiante que deteriora la calidad del encuentro sexual. La sexualidad como fuente de gratificación y placer se transforma en un comienzo de estrés y obligación para la pareja y puede reducirse a lograr una meta exclusivamente reproductiva. El erotismo, el juego, la sorpresa, en muchos casos desaparece. La prolongación en el tiempo de esta situación puede llegar a generar, en ocasiones, disfunciones sexuales.
En el hombre, el descenso del deseo sexual, la impotencia o disfunción eréctil y eyaculación precoz (falta de control eyaculatorio) son los principales trastornos asociados. En ocasiones,  el hombre asocia erróneamente el diagnóstico de infertilidad masculina con una disminución de su virilidad o potencia sexual. En la mujer, puede darse descenso del deseo sexual, vaginismo (imposibilidad de realizar el acto sexual debido a la contracción involuntaria de los músculos que rodean la vagina) y dispareunia (presencia de dolor o molestia en las relaciones sexuales). La ansiedad y la tristeza son emociones que pueden afectar directamente a la calidad de las relaciones sexuales.
En cualquiera de estas situaciones es aconsejable obtener apoyo psicológico para reducir el impacto del tratamiento en las relaciones íntimas de la pareja. Pero, en cualquier caso, y ahora que las vacaciones (con o sin salidas estivales), están aquí al lado, lo que recomendamos encarecidamente es que las relaciones sexuales sean espontáneas, cuando surjan, y nunca forzadas por un deseo reproductivo. ¡Quien sabe! Son muchos los casos de embarazos espontáneos en medio de un tratamiento de esterilidad o en el periodo de descanso… Así que: ¡A disfrutar! 

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