miércoles, 22 de febrero de 2012

LA COCINA DE TAMBRE (Diario de una Embrióloga, VII)



Congelación de embriones

Esta es la mañana de las congelaciones. Tenemos varias pacientes a las que hay que congelar sus embriones, y nos va a tener bastante ocupados. Sin embargo, siempre que hay que congelar embriones nos ponemos todos muy contentos, porque es como poder guardar una oportunidad para el futuro.
Pero desgraciadamente no siempre es así. Uno de los grandes caballos de batalla que tenemos a la hora de explicar los resultados de los ciclos, es este: ¿por qué no se han congelado embriones?. Y en ocasiones, nos resulta complicado explicar de manera comprensible el porqué sucede esto.  
Para empezar, no siempre coinciden el número de folículos que se ven en la ecografía antes de la punción, y los ovocitos que se consiguen tras la misma. En el caso de la ecografía previa a la punción se hace un recuento general, mientras que a veces en la punción solo se recuperan los más grandes, y entonces el número se reduce.
Tras la punción procedemos a observar y valorar cuales de los ovocitos recuperados son maduros, o para ser exactos tienen la calidad optima para proceder a fecundarlos. Por último, los ovocitos fecundados o zigotos, se tienen que dividir a las 24 horas, y es cuando tenemos los embriones, generalmente menos que el total de ovocitos iniciales. Y en este momento cuando tenemos que decidir cuales van a transferirse  y cuales no.

Cuando tenemos dos embriones que claramente se distinguen por tener mejor calidad, es fácil decidir. La calidad es un criterio subjetivo, puesto que lo que observamos es el grado de división (número de células que tienen), si las células son iguales o desiguales, y si hay fragmentos entre ellas. Pero si todos los embriones son de buena calidad, tendremos que seleccionar al azar dos de ellos, y el resto congelarlos. Sin embargo, si los embriones que no transferimos no son de muy buena calidad, es preferible no congelarlos. ¿Por qué? Porque la posibilidad de que al descongelarlos sobrevivan es pequeña, y si sobreviven y se transfieren, la posibilidad de embarazo es aún menor. Por eso, lo que hacemos, es mantenerlos en condiciones óptimas en cultivo, y esperar su evolución. Si durante los 2 ó 3 días siguientes los embriones no se han dividido, es que realmente no debían congelarse, porque lo más probable es que no fueran viables. Pero si en el día 5 de cultivo llegaran al estado de blastocisto, serían congelados. En resumidas cuentas: lo que queremos es de verdad ofrecer una posibilidad futura de gestación, no una ilusión y unas expectativas que van a ser falsas.
Realizar un ciclo de criotansferencia con los embriones descongelados, aunque no supone el mismo esfuerzo de medicación y tratamiento que un ciclo de fecundación in vitro, psicológicamente es una transferencia embrionaria igual. Y el desengaño que supone un test negativo es algo que hay que tener en cuenta.
Por eso hoy estoy tan contenta: varias pacientes tienen embriones para congelar, y eso si que es realmente ofrecerles una opción de futuro. Porqué en el caso, y ojalá no suceda, no se quedaran embarazadas tras la transferencia embrionaria de hoy; tendríamos alternativas gracias a los embriones que se han podido congelar.
Pero creo que de momento, ya le he dado demasiadas vueltas a la cabeza. El destino de los embriones congelados lo dejaré para pensarlo en otro momento.

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