miércoles, 26 de diciembre de 2012

“Aspectos emocionales en los Tratamientos de Reproducción Asistida. Mujeres solas”.


Dª Mónica Bascuñana, psicóloga de nuestro centro, abordó este tema durante  una charla organizada en colaboración de Masola.org, que tuvo lugar en nuestro centro el pasado día 15 de noviembre.
El tema tratado fueron todos los aspectos psicológicos que conlleva afrontar un tratamiento de reproducción así como las particularidades que se dan en aquellas mujeres sin pareja, que no solas, que deciden afrontar por si mismas una maternidad.

El motivo principal de recurrir a un tratamiento de reproducción en estos casos es la necesidad de utilizar semen de donante, independientemente de que exista o no una infertilidad.

Partiendo de la técnica más sencilla y habitual, aunque no con ello la de mayor éxito, la Inseminación artificial; y pasando por la Fecundación In Vitro, o la Donación de Ovocitos, tratamientos todos ellos recomendables en función de los factores clínicos determinantes, y sobre todo limitados por el conocido reloj biológico; pudimos ver y aproximarnos un poco a todo este mundo de la reproducción asistida como opción para mujeres que desean formar familias.

Tras ver la cara más técnica de los procedimientos, abordamos las motivaciones psicológicas que nos llevan a tomar estas decisiones, las opciones que la sociedad actual nos da como otras alternativas, y los aspectos emocionales que conllevará enfrentarnos a esta serie de procesos.

Durante el tratamiento las emociones se encontrarán alteradas y enfocadas al proceso en si mismo. Ansiedad, perdida de la intimidad, aislamientos social, carencia de control sobre las circunstancias y el resultado,  diversas molestias físicas, etc.
Y por ello se hablaron de los recursos necesarios para afrontar mejor todas estas situaciones, en función de la fase concreta del tratamiento en la que nos encontremos.

El estrés por fases









Una vez tomada la decisión de acudir a un centro para realizar el tratamiento, y de superar y evaluar las posibilidades de éxito y fracaso a las que nos vamos a enfrentar; será conveniente conocer cuál será la mejor forma de afrontar las distintas fases del proceso.
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La primera fase, la estimulación: será la etapa de mayor optimismo, pero también de temor e impaciencia. Para que estas sensaciones no dominen tu vida, lo mejor será preguntar todas las dudas al medico, así crearemos un entorno de seguridad. Buscar un apoyo social cercano, ya sea una amistad o familiar, pues el poder compartir las experiencias ayuda a enfocar los procesos desde diversas perspectivas. Realizar actividades placenteras y ejercicios de relajación que nos permitan desconectar durante unos minutos. Pasear es una de las actividades que más ayudan en estos casos.

La siguiente fase será el momento de la inseminación o la transferencia de embriones. Ahora aumentará el miedo al resultado negativo, la sensación de responsabilidad se verá incrementada, y también la esperanza y el optimismo estará presente. En este momento deberemos continuar con los ejercicios de relajación y aclarar con los especialistas cualquier aspecto del procedimiento que no nos haya quedado claro, pues ello otorgará una mayor seguridad al paciente.

Fase final, la “Betaespera”,  o periodo que abarca desde la realización del tratamiento hasta la obtención del resultado. Es ahora cuando aumentará la impaciencia, los miedos, las obsesiones, etc. Lo mejor que podemos hacer en esta situación será volver a nuestra vida rutinaria, planificar actividades que nos gusten, intentar detenerse poco a pensar, no obsesionarse con los cambios corporales, ni con las sensaciones físicas evitando así las cualquier conducta de tipo obsesivo. Y por supuesto buscar apoyo social emocional, y si la situación nos llegara a  desbordar, será conveniente acudir a los psicólogos especializados para que nos proporcionen las herramientas necesarias para superar esta situación.


La charla finalizó hablando del DUELO,   ¿qué sucede cuando hemos tenido resultados negativos y ya no tenemos más opciones? En ese momento nos enfrentamos a múltiples pérdidas: la posibilidad del hijo biológico, la satisfacción física y emocional del embarazo, y el no haber logrado el objetivo propuesto. La búsqueda de opciones y alternativas a todas esas perdidas será nuestro mejor instrumento para superar este proceso de duelo.

Y finalmente se abordó el paso siguiente a conseguir el anhelado sueño, el hijo. Una vez superada esa fase, o lograda, deberemos afrontar la crianza de nuestro hijo en “solitario”. Un hijo de familia monoparental tendrá un desarrollo emocional y cognitivo igual a un hijo nacido de pareja heterosexual. No se deberá caer en el exceso de protección o intervención en la vida del niño. Así como tampoco se debe caer en el error de querer ejercer de padre y madre a la vez, debemos evitar el “rol supletorio” pues no favorece en nada al desarrollo del niño, y hay que hacerle ver las cosas con naturalidad. La crianza en solitario por sí misma, no le generará ninguna carencia en su educación, ni en su vida personal o social.

Por estas razones, es imprescindible la presencia del psicólogo durante todo el proceso, el apoyo que el profesional otorgará al paciente será necesario para que este tenga los recursos y enfoques precisos para superar cualquier tipo de resultado.
En muchas ocasiones actuará de intermediario entre paciente y médico, para lograr una mejor comunicación en ambos sentidos. Pero además, en muchas ocasiones puede ser ese apoyo emocional tan necesario que a veces no encontramos en nuestro entorno.
La Clinica Tambre , cuenta entre sus servicios un especializado apoyo psicológico para estos procesos y muchos otros que conlleva la reproducción asistida.

Artículo publicado en lainfertilidad.com
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